jueves, 2 de abril de 2009

Reseña de Iron Maiden en Lima: Parte II

Al finalizar el show de la pequeña Harris, la gente estaba ya loca, delirante, eufórica y desespereada por ver a sus adorados Iron Maiden tocar en vivo en Perusalem. Puta mare, aún no me la creo: Maiden en Perú carajo!!! Se acabó toda esa huevada de que me voy a Chile o a Argentina a verlos. A la mierda!!! Maiden en Perú!!! El sueño máximo hecho realidad. A las 9:00 en punto, hora inglesa, las pantallas gigantes empezaron a proyectar parte del próximo documental FLIGHT 666 que se estrena en 20 días en los cines del mundo. Escenas de su avión ED FORCE ONE, aeropuertos y hoteles repletos de metaleros y estadios enteros rindiéndose ante ellos. Esta película trata de la primera parte de la presente gira de Maiden al rededor del mundo y el extracto, al igual que en toda la gira, tiene como fondo Transylvania que es una instrumental que está en el primer disco Iron Maiden (1980). La gente ya sabía lo que se les venía. De repente todo se apagó y solamente quedaron algunas luces muy tenues en el escenario. Se empezaron a escuchar los motores de aviones caza ingleses. Es el Churchill Speech, reproducción del discurso que Winston Churchill dió al pueblo inglés en 1940 en plena segunda guerra mundial días después que cayó Francia y los nazis se iban sobre la isla: “Defenderemos nuestra isla, cualquiera que sea el costo, pelearemos en los campos y en las calles, pelearemos en las colinas: nunca nos rendiremos!!!”. En ese momento ya los teniamos frente a frente. Increíble. Nos desahuevaron.. Iron Maiden a 20 metros de mí. De fondo la portada gigante del Powerslave con el Eddie esfinge. Ahhhhhhhh....!!!! Nada más emocionante que esa última frase de Churchill porque todos sabían que estaba pegada a las primeras armonías de Aces High que cuenta la historia de un piloto británico peleando contra la Luftwaffe, la fuerza aérea de Hitler. La gente explotó: ”Ruuuuun...Live to flyyyy!!!! Fly to liiiiive...!!! Aces Hiiiiigh...!!!”. Locura extrema. A pocos metros del escenario que es donde yo estaba la gente era simplemente una marea humana, irónicamente la mayoría eran chibolos que no pasaban de los 20 pero que eran los que menos se emocionaban. Maravilla. Mosh y pogo general. La pegaron con Wrathchild y la genial 2 minutes to midnight, autoría de mi guitarrista favorito de Maiden el señor Adrian Smith, que desató un pogo brutalizado. Es al comienzo de esa canción que Bruce dijo los primeros “Scream for me Limaaa...!!! Scream for me Peruuuuu...!!!” Puta madre creo que ni el gol de media cancha del Chorri ante Uruguay en el mismo estadio en las eliminatorias a Francia 98 se gritó ni se esperó tanto como la conocida frase de Dickinson. Ni la jugada de Cueto antes de darle el pase a Barbadillo para el segundo gol de Perú en las eliminatorias de México ´86 en el monumental de River nos hizo tocar cielo como ese preciso instante. Qué puedo decir???!!! Que se joda el mundo. Se produce el primer contacto de Bruce con el respetable. Sin exagerar les puedo decir que el viejo y conocido “OLE OLE OLE OLEEEE MAIDEEEEN MAIDEEEEN...!!!!” fue coreado por más de 3 minutos. Cosa que emocionó bastante al chato cantante sentándose sobre un monitor por un momento a ver la panorámica del estadio ovacionando a su banda y él haciendo un gesto como diciendo “Puta mare no me hagan esto, chicos, no lo merecemos, no es para tanto” o “Porqué mierda no vinimos antes a Perú? En qué estabamos pensando?”. Se veía claramente que la emoción era recíproca. Era un romance entre la banda y la fanaticada. Así de simple. Sus compañeros de banda sonreían sorprendidos haciendo amables gestos a la gente. Señores británicos pues. Cuando por un lado del estadio la barra parecía acabar, otra tribuna la hacía más fuerte y contagiaba aún más a las otras. Piel de gallina. Parecía coro de nunca acabar. Gracias a la vida por el rocanrol!!! Gracias a todos los dioses por habernos dado la oportunidad de vivir esto. Por culpa de internet el set list ya no era sorpresa, pero cuando sacaron Children of the Damned, canción que casi nunca tocaban en vivo, muchos nos emocionamos, es uno de los mejor tracks del Number of the beast. Siguieron la virtuosa Phantom of the Opera que es una total obra maestra. De pronto, la más esperada de la noche: The Trooper que con su ritmo galopante habla sobre la batalla de Balaclava durante la guerra de Crimea (una especie de guerra santa del s. XIX), una catástrofe para el ejército inglés que sufrió el aniquilamiento de los famosos 600 hombres de su caballería ligera a manos de los rusos que los llenaron de cañonazos por ambos lados. La letra es muy emocionante. Dickinson con su traje de los famosos chaquetas rojas ingleses flameaba 2 banderas británicas orgullosamente. Como si esto fuera poco y para seguir maltratando nuestro ya trajinado corazón siguieron otra obra del buen Adrian Smith: la nostálgica Wasted Years que es mi favorita no solo por la música sino también por la letra que es un llamado a no mirar atrás en los años sino a construír tu futuro mirando hacia adelante. Algo así. Además tiene uno de los mejores solos de guitarra de la historia del rock. Debo reconocer, oh amigos míos!!!, que el bobo y los recuerdos me traicionaron y brotaron mis segundas gotitas de la noche, las primeras fueron con el tema anterior. Snif! Al comenzar esta canción es que en la zona The Trooper (delante del escenario) se desplegó una enorme banderola que casi cubría a todo público de ese sector. Hasta ahora me pregunto qué mierda decía ahi. Creo que nadie lo sabe. Rime of the ancient mariner toma el nombre de un clásico poema del inglés de Samuel Taylor Coleridge y narra historia de un anciano marinero y su travesía en el mar hasta una especie de redención consigo mismo. Esta canción tiene una de las partes más emocionantes del concierto donde se oyen partes del poema original con un fondo tenebroso de bajo y guitarras con delay trabajadas con el volúmen de la guitarra. Una pieza clave en todo show de Maiden. Imágen clásica del Live After Death de 1985 y estabamos dentro de ella. Una de las mejores partes de la noche. Siguió Powerslave y otro momento pico con Run to the Hills y su épica historia de la conquista de los ingleses a Norteamérica, vista del lado europeo pero de manera muy imparcial. Otro ritmo galopante. Lo que vendría serían dos obras maestras, ambas con comienzo lento y oscuro a la vez. Fear of the Dark que calentó a la gente hasta el cansancio casi definitivo debido a su corito casi pelotero y el pogo que ocasiona su cambio de ritmo y Hallowed be thy name, el clásico por excelencia de la banda contando los pensamientos de un condenado a muerte en el preciso instante que va camino a la horca. El público ya estaba en el bolsillo de Dickinson. El dominio de escena y potencia de este chato no lo tiene nadie. Hizo gritar al público tan solo parandose en el medio del escenario levantando las manos mismo director de orquesta. Siguió Iron Maiden y la aparición de Eddie cyborg. Algo para lo cual todo metalero ha dedicado su vida: ver a Eddie en vivo. El fin de toda digna existencia. El éxtasis llegó al ver a este ícono mundial del rock recorrer el escenario. Al final de esto la banda saluda al respetable. Por fin aparece el baterista Nico McBrain y se acerca al público. Todos lanzan sus púas y muñequeras al público. Para esto, a cada que tiraban algo la gente se tiraba como pirañas. ¡Lo que haría por poder ver de cerca tan solo uno de esos preciados objetos! ¡Lo que haría! ¿Alquimismo? Nico lanzó un parche de batería. Siempre el más ovacionado. La clásica “Ni-co Ni-co Ni-co Ni-co!!!” no tardó en llegar. La peregrinación ya estaba consumada. Después de esto ya nada importa.
Acá se produjo el bis de la noche o como dicen los gringos, el “encore”. La banda se metió al backsatge acondicionado con un bar de piscos peruanos y motivos tradicionales, según la prensa local, solicitado por ellos mismos. De pronto se oye la voz del genial Vincent Price haciendo la introducción a The number of the Beast con la lectura del extracto del libro del Apocalipsis. Sin duda el tema más popular de la banda. La gente estaba cansada pero ahi estábamos dándole al galope. Se incluyeron llamaradas en cada uno de los redobles iniciales de la canción. Era el infierno, señores. El infierno tal cual lo vió Steve Harris en el sueño en que se inspiró para componer semejante pedazo de canción. Lo que vino fue un tema que jamás pensé ver en vivo: The Evil that men do del disco Seventh son of the Seventh Son, disco que marcaría la evolución a un Maiden más maduro y trabajado. Terriblemente melódica y a la vez fuerte sería lo más exacto para describir a este tema que tiene uno de los mejores coros jamás escuchados. Para acabar, la misma canción con la que acaba el Live after Death del 85: Sanctuary, no creo que sea la favorita de nadie pero se agradece el detalle.




Solamente queda agradecer a Iron Maiden por ser siempre como Iron Maiden puede ser. 6 musicazos que lo dan todo en vivo. Envidiable estado físico de Dickinson y Harris que corrían por todo el escenario como en los viejos tiempos. Voz impecable y bajo de guerra respectivamente. Un magistral y siempre alegre Nico McBrain en la batería, Adran Smith y Dave Murray muy recatados pero perfectos en la ejecución de sus guitarras y un capítulo aparte es Janick Gers en la oooootra guitarra quien, aparte de las piruetas y malabares con la viola, demostró que la verdadera actitud rocanrolera no se pierde con los años.
El show pudo ser opacado por el hecho de que el organizador no cumplió con muchas de sus promesas: 5 Eddies, pirotecnia importada especialmente y no sé qué otro floro barato. Nada raro en un país donde la improvisación es parte de nuestra tradición. También la pasividad de la gente en no reclamar forma parte de lo nuestro.
Aún así se trata de rocanrol, el viejo rocanrol. No es imprescindible fueguitos artificiales ni lucecitas para un buen show de rocanrol y lo sabemos. Los que fuimos a ver a los ex-The Doors en la explanada del monumental lo sabemos. Ese fue el mejor ejemplo de buen, viejo, sucio y puro rocanrol.
Al final del show en el nacional y extasiados al máximo nos largamos a Fiori con mis viejos compañeros de ruta (más viejos que compañeros)para retornar a la primaveral ciudad y volver con la rutinaria existencia de ser una micro partícula del sistema, una pequeñísima parte del engranaje. El gusto de ver a una de las mejores bandas aún vigentes de la historia estaba aún en la retina y en los oídos. UP THE IRONS conchesum...!!! Nos volveremos a ver las caras el 2011. Ahi les dejo unas fotitos que sé que serán de su agrado. El 99.99% de ellas fueron tomadas por este humilde servidor. Son de excelente resolución así que aprovechen en bajarselas. Como dicen los adultos: "Quedo de uds. y a la espera de cualquier comentario".











1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente paco ramone tu crónica, te felicito y envidio ( de la sana y buena jaja)
saludos ;)
...